Cuba, el contrapunto musical.
Eran tantas las ganas de encontrarnos, que más que a que nos recibieran, nos fuimos a Cuba con los brazos abiertos a entregarnos a ella. Y así fue. Entendimos que aquel país era tierra de resignación y desencanto. Por momentos pareciera que hasta las sonrisas se racionaban.
Sin embargo, si te entregas sin juicios ni miramientos, Cuba termina por desplegar sus plumas de colores cuan pavo real, y es entonces cuando te muestra su alma verdadera, y ahí descubres que en las entrañas de aquella tierra existe alegría.
Paseamos por los montes, disfrutamos de las estrellas y los amaneceres, conquistamos la costa más salvaje y cantamos y bailamos al son de la vieja trova cubana.
“Por si acaso no regreso yo me llevo Cuba entera, lamentando que mis ojos liberada no te vieran”